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jueves, 15 de agosto de 2019

Breve reseña de El Ente

¡Hola, amiguitos!

Aquí estamos de nuevo para hacer una breve reseña del afamado libro El Ente, de Frank De Felitta, basado en el caso "real" (necesito comillas más grandes) de una mujer que fuera brutalmente acosada durante meses por una entidad maligna en Los Ángeles a finales de los años setenta. No voy a entrar aquí a discutir la veracidad de los hechos, ni la manera en que estos fueron documentados. Me limitaré a hacer un breve análisis del libro (del cual también hay una película de 1982 protagonizada por Bárbara Hershey), el cual acabo de terminar de leer y me ha dejado varias sensaciones que quería plasmar aquí.

Por supuesto, un aviso importante antes de empezar: es posible que durante esta reseña se revelen detalles de la trama y el argumento. Por lo tanto: Spoiler Alert.

Ahora sí, sin más preámbulos, comencemos.

El libro nos narra la trágica historia de Carlotta Morán (este nombre es ficticio, a fin de preservar la verdadera identidad de la mujer), una madre soltera y desempleada que vivía en un suburbio de los ángeles con sus tres hijos: dos niñas pequeñas, Julie y Kim y un muchacho adolescente, Billy, que estudiaba mecánica y se dedicaba a arreglar coches. Las niñas y Billy eran de padres diferentes. Carlotta tomaba clases de secretariado a fin de conseguir un trabajo estable, mientras vivía del seguro de desempleo que le proporcionaba el Estado. Una noche, al llegar a casa y tras estar un rato con su familia, fue brutalmente violada por una entidad incorpórea que la asaltó en la cama cuando se preparaba para dormir. Muy asustada y confundida por lo que había ocurrido, la mujer dejó la habitación y pasó la noche con sus hijos en la sala. Este es el puntapié inicial a partir del cual no dejarían de suceder toda clase de fenómenos extraños y horripilantes: ruidos extraños, hedores fétidos surgidos de ninguna parte, voces (Carlotta pudo llegar a escuchar a su agresor hablándole, riendo, burlándose de ella en más de una ocasión), cosas que se rompían sin ninguna razón. Los repetidos ataques y fenómenos, hicieron que Carlotta abandonara la casa y se mudara por un tiempo con una íntima amiga y su marido.

De Felitta describe con lujo de detalles, al punto de llegar a lo mórbido, cada ataque sufrido por Carlotta y cada paso que llevó a cabo durante los meses que duró el fenómeno: su búsqueda de ayuda psiquiátrica y su fallido tratamiento con el doctor Gary Sneidermann (quien termina enamorándose de ella, aunque su amor se tambalea al borde de la obsesión), y la posterior ayuda que le brindaron dos jóvenes investigadores de fenómenos paranormales (Kraft y Mehan) apadrinados por una polémica profesora de la Universidad, la doctora Cooley.

Más o menos a mitad del libro, el autor ahonda en el tormentoso pasado de Carlotta y de inmediato vemos que se trata de una persona signada por la tragedia: hija de un pastor religioso cuasi fanático y una madre devota, huyó de casa en la adolescencia y no pudo evitar involucrarse con el bajo mundo. Tuvo un novio/marido con el que tuvo a su primer hijo (Billy), vendedor de drogas, mecánico de motos y corredor de carreras ilegales que terminó muerto. Saltó de un trabajo miserable a otro, siempre escapando. Se mudó a Two Rivers, un pequeño pueblo de Nevada, en donde alquiló una mísera cabaña que ni siquiera podía calefaccionar. Allí conoció a Robert Garret, un hombre bastante mayor que ella con el que terminó mudándose a su rancho. Con él tuvo dos hijas. El hombre murió durante las inundaciones de primavera. Ella quedó atrapada en la cabaña con sus tres hijos pequeños y un cadáver durante días.

Escapó otra vez. Entonces conoció a Jerry Rodríguez, un vendedor ambulante que viajaba permanentemente de una punta a la otra del país. Jerry se enamoró perdidamente de ella cuando Carlotta trabajaba como vendedora de cigarrillos en un cabaret de mala muerte de Los Ángeles. Esta es quizá la parte más densa del libro, no porque sea aburrida precisamente, sino por lo trágico de la peripecia de su protagonista. De Felitta se toma su tiempo, es un narrador hábil, que sabe cocinar la historia a fuego lento (a veces demasiado lento, para mi gusto), y trata de cubrir la mayor cantidad de detalles sobre la vida de la protagonista, a fin de que la consideremos una persona real y no un mero personaje en una historia de fantasmas. Podemos sentir su sufrimiento en carne propia.

En un principio podríamos llegar a pensar que Carlotta está completamente loca (de hecho, varios personajes del libro lo creen), pero en un momento ella deja de ser la única que presencia esos fenómenos. La pareja de amigos con la que vivió durante un tiempo también es testigo de la aparición, una noche en la que esta destroza su apartamento y hiere a Carlotta. Jerry, por su parte, ve cómo el ente ataca a Carlotta en la cama, la misma noche que por fin él regresa a casa. Tratando de ayudarla, aterrado, le lanza una silla, pero esta golpea a Carlotta en la cabeza, con lo que ella termina hospitalizada y Jerry en la cárcel. La criatura, por supuesto, desaparece.

Sin dudas la parte más interesante del libro es el tercio final donde Carlotta es objeto de un experimento (bajo su voluntad, por supuesto) llevado a cabo por los investigadores paranormales para intentar cazar al ente maligno que la acecha. Este experimento, sumamente polémico, se lleva a cabo en la Universidad (cuestionado en extremo por las autoridades y los psiquiatras de Carlotta, en especial el doctor Sneidermann, que harán lo imposible por detenerlo), donde se recrea casi a la perfección la vivienda de Carlotta en un ambiente controlado y ella comienza a vivir allí, a la espera de que el ente decida hacerle una visita para que los investigadores intenten congelarlo con helio líquido. Sí, así es. Su plan para atrapar al fantasma es congelarlo. Esta parte es la que logró ponerme realmente ansioso. Pasaba las páginas esperando que el ente apareciera de una vez y los científicos lograran congelarlo y lo cierto es que se me hizo eterna la espera. Carlotta estuvo varios días encerrada en esa casa-tubo de ensayo, donde era vigilada intensamente y todo era registrado con cámaras, infrarrojos, medidores de campos magnéticos, termómetros, etc. Cierto día, durante el experimento, Carlotta recibe una visita de su madre (a la que hacía dieciséis años que no veía), cosa que la altera bastante, pero para Kraft, Mehan, la doctora Cooley (y para nosotros los lectores), la espera se hace desesperante y eterna. No, antes de que lo pregunten, no voy a revelar lo que ocurre al final de este experimento, no quiero destripar la mejor parte del libro. Solo diré que es una experiencia agotadora que al final dejará al lector al borde del asiento.

Al tratarse de “un caso real”, no es una narración típica. La historia va dando saltos, hay vueltas y revueltas sobre el mismo tema, los personajes (al ser "personas reales") no se comportan necesariamente como lo harían los de una novela de ficción al uso. Por momentos el interés decae, el libro se vuelve redundante en algunos aspectos, pero con todo De Felitta logra mantenernos enganchados hasta el final de forma relativamente competente. Su estilo es rico y a la vez sencillo, directo y al mismo tiempo suculento, como suele ocurrir con tantos autores norteamericanos. No estoy diciendo que esté a la altura de Stephen King o Dean R. Koontz (que, en mi opinión, está varios escalones por debajo de King), pero con todo es un buen narrador.

Se trata de un libro muy accesible en líneas generales, fácil de leer, si bien puede hacerse denso en algunos pasajes y quizá demasiado largo. Trazando un paralelismo tan innecesario como odioso con otro libro sobre un afamado “caso real” de fenómenos paranormales ocurridos en los setenta, El Horror de Amityville, de Jay Anson, podríamos decir que el de De Felitta está bastante mejor escrito, es mucho más interesante. El personaje principal está mucho mejor delineado que la familia Lutz de Anson, y lo que le ocurre resulta en extremo angustioso, aterrador y desesperante. Por lo tanto, no se trata de un libro para personas en extremo sensibles o impresionables. No es un libro muy positivo.

En cuanto a los hechos en sí: como dije al principio, no voy a ponerme aquí a discutir su veracidad. Sobre todo porque no quiero que esta entrada se alargue más de lo necesario. Hay mucha información en Internet (documentos, blogs, videos, etc.) sobre este caso, además de, por supuesto, el libro que nos convoca. Que el lector saque sus propias conclusiones, que, en definitiva, parece ser lo que De Felitta pretende. Solo voy a decir que el caso es tan fascinante como inquietante y que no pude dejar de sentir más que lástima por la pobre Carlotta. Independientemente de que su caso sea verídico o no, dejando de lado los fantasmas y demonios, está claro que se trató de una mujer con una vida en extremo difícil, cuya psique se resquebrajó como un plato de cerámica arrojado al suelo. Creo que es eso es bastante más aterrador que cualquier aparición sobrenatural: el hecho de sentir como la vida se pone de cabeza de un momento a otro, da un giro brusco y se derrumba.

En resumen: un libro recomendable en líneas generales, especialmente para los fanáticos del terror y los temas paranormales (como yo) abordados desde una perspectiva un poco más “científica”. Aquí no hay posesiones demoníacas al estilo El Exorcista, no hay cabezas giratorias y chorros de vómito verde, no hay sacerdotes arrojando agua bendita. Exige paciencia por parte del lector, pero lo recompensa y no lo deja indiferente.

Muy bien amiguitos, eso es todo por ahora. Los animo a leer esta obra de Frank De Felitta, si tienen oportunidad.

¡Hasta la próxima!

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