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martes, 7 de febrero de 2012

Breve análisis de The Big Red Adventure

En esta ocasión, voy a ser directo: The Big Red Adventure me parece una aventura bastante olvidable. Ya había hablado brevemente de ella en este top, que hice hace un par de años, pero la he vuelto a jugar hace poco, más que nada para recordar por qué no me había gustado la primera vez  y ahora lo recuerdo muy bien. ¡Qué manía la mía de escarbar en el pasado!

Dejando de lado los muchos problemas que tuve para conseguir este juego (al final fue gracias a Sialmar, mi ángel de la guarda ), sólo me voy a concentrar en los muchos problemas que tuve para jugarlo, junto a otro grupo de fallos técnicos de diversa índole.

Comienzo por el apartado visual: los personajes son caricaturas sencillas, con un aire infantiloide (lo cual, en realidad, no tiene nada de malo), pero muy acotados en cuanto a acción y movimientos. Los personajes secundarios no son más que figuritas inertes recortadas sobre el fondo, que apenas si se mueven. El juego data de 1995 y dada su edad, no parecería ser justo ponerse exigente. Pero no hay que olvidar que para 1995 ya existían juegos con cinemáticas... Por otro lado, y sin ir más lejos, Monkey Island es de 1990. Los personajes ni siquiera mueven la boca cuando hablan. Si queremos hablar con alguien, aparece en la pantalla la cara de Doug (el prota) y un globo de diálogo con las opciones a pronunciar. Luego, aparece la cara inerte del interlocutor, de la misma manera. Eso sí, Doug es capaz de cambiar de expresiones, según el caso: puede estar feliz, enojado, triste, etc., pero siempre en formato estático, como en las viñetas de un cómic sin demasiada calidad (como uno de los míos, por ejemplo ) En cuanto a los escenarios: se componen de contornos dibujados con trazo suave y pintados en lo que parece acuarela. Tal vez los realizadores quisieron darle este aspecto de dibujo hecho a mano a propósito, pero el contraste entre los personajes y el fondo resulta un poco chocante.

Pasando al sonido: es muy difícil de configurar, sobre todo en PCs actuales (incluso jugando con DOS Box). Y una vez configurado, resulta decepcionante. La música sintética en formato MIDI cumple con su cometido, sin más, aunque puede resultar molesta (yo terminé jugando con la música en modo OFF). En lo que a efectos sonoros se refiere, pueden terminar siendo aún más molestos que la música, ya que gracias a los problemas de configuración sonora que presenta este juego, los sonidos de puertas chirriantes, monedas que caen, etc. pueden convertirse en interferencias distorsionadas y entrecortadas. Una lástima, porque el sonido debería ayudar a crear atmósfera, pero aquí lo que hace es destruirla.

La jugabilidad de TBRA es uno de los puntos más débiles y es el que que realmente termina por hundir el juego. Puedo soportar ruidos molestos, personajes tontos, fondos estáticos y repetitivos, pero que manejar el juego resulte incómodo al punto de hacerse engorroso, simplemente hace que pierda todo o gran parte del interés que tenía por jugar en un comienzo. Al inventario (donde también tenemos las acciones) se accede haciendo clic derecho con el ratón y los objetos que en él vamos guardando se manipulan con el botón izquierdo. Pero para poder usarlos, primero tenemos que cliquear en el objeto deseado, luego, con ese mismo objeto en el protagonista y finalmente en el personaje, objeto del fondo u objeto del inventario con el que queramos interactuar. Lo más difícil de todo es lograr combinar dos objetos del inventario: hay que abrirlo con el botón derecho, elegir el objeto con el izquierdo, cliquear sobre Doug, luego volver a abrir el inventario con el botón derecho y hacer clic sobre el otro objeto a combinar. Una operación interminable que resulta insoportable cuando uno tiene que hacer "prueba y error" de combinación de objetos a la hora de resolver un puzzle. Quizá lo más sencillo de utilizar sea el menú para guardar/cargar partidas, configurar el sonido, etc., al que se accede pulsando la tecla ESC. Los desarrolladores en eso, al menos, tuvieron un acierto.

Otro punto muy importante (y también muy molesto) a mencionar son los "bugs" con los que nos podemos topar en diversos escenarios: dentro de algunos de estos existen "puntos ciegos" en los que el personaje puede caer accidentalmente y de los que no puede salir, ya que quedan estancado, sin
poder moverse, con lo que no podemos hacer otra cosa que reiniciar la partida y empezar de cero. A mí me ocurrió en una oportunidad, cuando ya iba más o menos por la mitad, y estuve a punto de darle un puñetazo a la pantalla y mandar el juego a al diablo.

Si no tuviera todos esos errores de programación y no fuera tan engorrso manejar el inventario, podría decirse que la dificultad de TBRA es media-simple. Salvo algún que otro puzzle un tanto rebuscado que puede darnos problemas, lo demás se resuelve sin demasiada ciencia.

Para concluir: una aventura mediocre, mal hecha, que podría haber dado para mucho más, pero que lamentablemente se queda por el camino.

Mi nota: 4.5/10



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