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lunes, 7 de septiembre de 2009

Análisis Musical

Señora de las cuatro décadas

Letra: Ricardo Arjona
Análisis: Dr. Ricardo Avenayleche,
Cardiólogo / vedette

Señora de las cuatro décadas
y pisadas de fuego al andar
su figura ya no es la de los quince
pero el tiempo no sabe marchitar
ese toque sensual
y esa fuerza volcánica de su mirar.

En la estrofa inicial de este fabuloso himno (el cual, personalmente, creo que es la mejor canción escrita de todos los tiempos), el autor comienza directamente, sin más rodeos, presentándonos a su musa inspiradora, al leitmotiv de este poema: una señora de cuatro décadas, esto es, de cuarenta años de edad, a quién por supuesto el autor prefiere mantener en el anonimato, tal vez a pedido de esa misma señora, quién seguramente no quería ver que su nombre personal figuraba en esta canción, porque sentiría que su honor habría sido mancillado.

Luego de hacer referencia a la edad de la mujer (cuya imagen ya podemos empezar a formarnos) el autor expresa la frase “y pisadas de fuego al andar”. Podríamos inferir que en un primer momento esto hace referencia al índice de masa corporal de su musa, quién al caminar genera tanta fricción con el suelo que el calor liberado de esa misma fricción produce una violenta reacción ígnea. Pero también podríamos deducir que en realidad hace referencia a la rapidez con la que mujer escapa, presumiblemente cuando el autor aparece a las cuatro de la mañana bajo su balcón cantando esta misma canción, acompañado de un coro de mariachis alcoholizados.

“Su figura ya no es la de los quince”, continúa. Esto podría interpretarse como una redundancia, porque el autor ya especificó al comienzo de la estrofa que la mujer en cuestión tenía cuatro décadas, y lo remarcó con posterioridad al mencionar sus “pisadas de fuego al andar”, con lo que podemos descartar de plano que su figura es la de una muchacha de quince años, que apenas comenzó la pubertad. Hasta el día de hoy desconocemos las razones de la insistencia del autor en este punto.

La estrofa termina con los siguientes versos: “pero el tiempo no sabe marchitar / ese toque sensual / y esa fuerza volcánica de su mirar”. Aquí estamos ante una especie de atrición del autor, quién reconoce que, a pesar de que la mujer tiene más de cuatro décadas y que sus pisadas “son de fuego al andar”, aún guarda una sensualidad oculta o semi oculta, que el tiempo no ha podido marchitar, como queriendo decir que a pesar de ser una mujer que se encuentra en los albores del climaterio todavía es capaz de despertar un chispazo de deseo en los hombres que tienen la suerte de contemplarla. Esto queda una vez más remarcado con la última frase, que hace mención de la fuerza hipercalórica que emana de los ojos de la mujer, la cual es capaz de hacer que la temperatura corporal de otro ser humano aumente o de derretir la grasa que emana de los poros del autor, para hacer tortafritas.

Señora de las cuatro décadas
permítame descubrir
que hay detrás de esos hilos de plata
y esa grasa abdominal
que los aeróbicos no saben quitar.

En la segunda estrofa de este poema que parece erigido por los mismos dioses del Olimpo, el autor vuelve a hacer referencia a la cantidad de años, expresada en décadas, que tiene la mujer a quién dedica la canción. Luego, solicita a susodicha mujer que le permita descubrir “qué hay detrás de esos hilos de plata”, con lo que tal vez se refiere a la cabellera de la mujer, la cual ya empezó a perder su color natural, o a los hilos del vestido que ella usó en su decimoquinto cumpleaños, el cual volvió a ponerse veinticinco años después, y el cual, debido a la masa y volumen corporal de la mujer, quedó reducido a un montón de paupérrimos hilos.
Algunos científicos, entre los que yo mismo me encuentro, preferimos inclinarnos por la segunda idea, la cual hace referencia al estado del vestido después de que la mujer decidida probárselo por segunda vez. ¿Por qué mi preferencia ante este postulado? Pues porque en el verso siguiente, el autor hace referencia a la cantidad de tejido adiposo alojado en la zona abdominal que posee la mujer y termina señalando que no importa la cuantía de ejercicios físicos a la cual la mujer se someta, ese tejido adiposo nunca se verá reducido.

Señora, no le quite años a su vida
póngale vida a los años, que es mejor.
Señora, no le quite años a su vida
póngale vida a los años que es mejor
Porque nótelo usted
al hacer el amor
siente las mismas cosquillas
que sintió hace mucho mas de veinte.
Nótelo así de repente
es usted amalgama perfecta
entre experiencia y juventud.

Aquí, en la tercera estrofa, el autor de esta oda sacrosanta, solicita a su musa que “no le quite años a su vida”. Y no lo dice una, sino dos veces. Según su teoría, es mejor que la fémina le regale vida a los años, con lo cual quiere decir que prefiere que la mujer no se someta a ninguna cirugía estética para borrar las inevitables huellas del paso del tiempo, sino que prefiere que ella someta al tiempo mismo a esas cirugías. Aquí queda establecida una teoría que los físicos han estado manipulando a lo largo de la historia. Ya Albert Einstein intentaba encontrar una fórmula que permitiera aplicar una cirugía temporal, con el objeto de viajar hacia atrás en el tiempo. Tal vez, el autor, gran admirador de Einstein, compartía esta teoría.

Posteriormente, el autor vuelve a hacer una solicitud a su musa, o, mejor dicho, una llamada de atención: que ella es capaz (a pesar de su edad y el estado poco agraciado de su cuerpo) de alcanzar el mismo grado de excitación a la hora de consumar una relación carnal, que cuando tenía menos de la mitad de la edad que tiene en este momento. Con esto, queda conjugada la idea que posteriormente expresa: la de que la mujer es una especie de híbrido, o de mutante, ubicado en una situación espaciotemporal intermedia, en la que puede aplicar toda la experiencia que obtuvo durante todos sus años de vida a la vez que experimentar las sensaciones como una mujer joven o una adolescente. Esto pone de manifiesto la dualidad permanente en la que vive la mujer y de la cual tal vez no logre escapar.

Señora de las cuatro décadas
usted no necesita enseñar
su figura detrás de un escote
su talento está en manejar
con más cuidado el arte de amar.

Nos encontramos en la cuarta estrofa de esta magnífica erudición del intelecto humano. Aquí, el autor hace referencia una vez más a las décadas vividas por la mujer, para luego comunicarle que no es necesario que ella exponga su organismo detrás de una abertura pronunciada en su indumentaria. Tal vez hace referencia a esto, porque lo que hay para exponer no es algo que pueda agradar a la mayoría.

Después menciona que su habilidad artística está en controlar con mayor precaución “el arte de amar”, cosa que, podemos asumir, no hacía con tanta responsabilidad cuando tenía menos décadas vividas.

En resumen, lo que el autor pretende, es hacerle entender a su musa inspiradora que es mejor que no muestre su cuerpo ajado por los estragos del tiempo, sino que intente encontrar otra manera de llamar la atención del sexo opuesto, tal vez inspirando lástima, o amenazando con quitarse la vida si no encuentra a un hombre joven que esté dispuesto a congeniar con ella, precisamente por el estado deplorable en el que se encuentra.

Señora de las cuatro décadas
no insista en regresar a los treinta
con sus cuarenta y tantos encima
deja huellas por donde camina
que la hacen dueña de cualquier lugar...

Quinta estrofa de esta sublime composición que nos transporta a una vorágine de creación artística. Una vez más, el autor menciona la edad vivida por la mujer, en un intento de que ella misma no la olvide. Luego, vuelve a un tema que abordó con anterioridad, pero ahora de una manera un tanto diferente. Solicita a la mujer que no haga una regresión temporal de una década, ya que con las más de cuatro décadas que tiene en la actualidad, “deja huellas por donde camina / que la hacen dueña de cualquier lugar”. Esto quiere decir que si la mujer tuviera diez años menos, ya no dejaría las mismas huellas que podría dejar ahora y que su matriarcado sobre cualquier territorio resultaría mermado, con lo cual es conveniente que no recurra a la cirugía temporal que ya había tenido en cuenta momentos antes.

Señora, no le quite años a su vida
póngale vida a los años, que es mejor.
Señora, no le quite años a su vida
póngale vida a los años que es mejor
Porque nótelo usted
al hacer el amor
siente las mismas cosquillas
que sintió hace mucho mas de veinte.
Notelo así de repente
es usted amalgama perfecta
entre experiencia y juventud.

La sexta estrofa de esta explosión titánica de talento poético no es otra cosa que una reafirmación de lo anteriormente expuesto. Al ser idéntica a la tercera estrofa, ésta, la sexta, se convierte en una réplica consumada de las ideas más osadas del autor: la cirugía temporal, la dualidad a la que está sometida la mujer, etc. El autor quiere, y con razón, hacer que su musa inspiradora entienda, a como dé lugar, cuál es su condición, ahora que es una “señora de las cuatro décadas”.

Cómo sueño con usted señora, imagínese,
que no hablo de otra cosa que no sea de usted
qué es lo que tengo que hacer señora
para ver si se enamora
de éste diez años menor...

Séptima y última parte de esta magnífica constelación de lirismo en su más pura expresión.
Aquí, el autor menciona sus experiencias oníricas, que tienen a la “señora” por protagonista. Desconocemos si se trata de sueños placenteros o de pesadillas, aunque estudios recientes avalan la segunda idea, ya que el autor vino mencionando los incontables defectos de la mujer a lo largo de todo el poema, con lo que podemos imaginarla como una especie de monstruosidad infrahumana, con un apetito sexual por encima de lo normal.

Aunque ese apetito sexual parece ser un sentimiento compartido por el autor, porque este se pregunta (y le pregunta) qué debe hacer para saber si ella logra enamorarse de alguien como él, que es diez años menor que ella. Podemos inferir que las posibilidades de que esto ocurra son muy elevadas, precisamente por la voracidad sexual de la mujer, anteriormente referida.

Los puntos suspensivos en el último verso ofrecen un final abierto, que nos invita a preguntarnos si la anhelada relación entre el autor diez años menor y la mujer de cuatro décadas finalmente se consumó. Es de presumir, así como es de presumir que no fue una relación fructífera o agradable, precisamente porque el autor prefiere no debartir sobre ella.

1 comentario:

  1. Muy interesante análisis, evidentemente habria qeu hacer un analisis de toda la discografia de Arjona, de esta manera tengo bastante para reirme........creo yo
    ajjajaja
    besos
    Mane

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